El Robinho que quiero ver

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La bomba la puso el City. El equipo que recientemente cambió de dueños logró hacer en menos de un día lo que el Chelsea no pudo en un mes, contratar a Robson de Souza ‘Robinho’. El divorcio con el Madrid parecía definitivo, el brasileño tenía la mente puesta en la Premier, pero no precisamente en la ciudad de Manchester.

Entre idas y vueltas, el delantero acabaría vistiendo de ‘blue’. El Chelsea ya promocionaba camisetas con su nombre, la historia parecía tener un final. Pero se complicó, por diversos motivos el jugador se quedaba en España y los medios ya obligaban al Nº 10 a disculparse con el club por su actitud. Sinceramente no se quien tendría que agachar la cabeza en esta situación. ¿Es correcto tratar a un jugador que esta cómodo en el club como moneda de cambio para fichar una megaestrella que lo suplante? Es para pensarlo dos veces. Podrán tratarlo de pesetero, de pensar en la billetera y no en el futbol, pero el enojo del ex madridista es entendible.

Ahora aterrizará en Manchester. Llega a un club en gran crecimiento, por los aportes económicos en los últimos años. El City armó un equipo muy completo, con jugadores importantes (Elano, Wright-Phillips, Kompany, Jo…) pero los nuevos inversores árabes querían conseguir una figura rutilante, de renombre, para dar el salto de calidad en la plantilla. Nombres como Mario Gómez, David Villa, incluso Berbatov! sonaron.

Caso cerrado. Ambas partes tuvieron su recompensa, Robinho dejó plantado a su ex equipo, algo que tenia planeado desde el comienzo de las negociaciones por CR7. Los ‘citizens’ finalmente lograron conseguir un jugador ‘emblema’ para una temporada con muchas que ilusiona a los hinchas celestes.

Dejando de lado las negociaciones, declaraciones cruzadas, y demás, lo importante detrás de todo esto es el futbol. Y a Robinho le sobra, pero le falta todavía esa chispa, esas ganas, le falta algo. Todavía no ha dado todo lo que puede, ni se acerca a aquel atrevido chico del Santos que junto a Ricardo Oliveira y Diego (que equipazo era) ‘destrozaba’ las caderas de los defensas con su clásica ‘bicicleta’.

Me gustaría ver a un Robinho así (como en el video). Libre, desequilibrante, feliz, jugando a la pelota, y demostrando la verdadera esencia de este maravilloso juego.