Trabajar el futuro para reconstruir el pasado
Por Christian Castellanos
26 de Julio de 2006. El fútbol italiano celebraba el campeonato que su selección le había regalado en Berlín contra los enemigos franceses, inconsciente del futuro negro que se cernía sobre el calcio. La mafia arbitral que Luciano Moggi supuestamente utilizó en favor de la Juventus se llevó por delante más de un siglo de historia y las ilusiones recién conquistadas de millones de italianos. Su fútbol iba a vivir el campeonato más extraño que se recuerda; sin la Juventus y con varios equipos (Lazio, Fiorentina y Reggina) que partieron con puntuación negativa. Paradojicamente, el Milan de Berlusconi se libró de cualquier tipo de penalización, mantuvo su puesto de Champions League y terminó cobrándose la vendetta con el Liverpool en Turquía dos años después.
Lo que primero se celebró como la coronación de los sistemas italianos, que volvían a comandar Europa, pronto empezó a usarse como excusa para esquivar el espinoso tema del ocaso italiano. La salud de los equipos italianos estaba profundamente dañada, pero encontraron los títulos como el mejor escudo y aliado. Seguramente haya sido el propio Milan el equipo más perjudicado por la práctica de este filosofía negacionista, lo que llevó a quedarse fuera de la máxima competición hace dos temporadas y a pasar ahora mismo por uno de los momentos más difíciles de su historia, que ya tienen en entredicho a toda el aparato deportivo (y no) milanista. Su giro en materia deportiva, del arriesgado fichaje (costoso) de veteranos en declive como Ronaldinho, Emerson y Shevchenko al asalto (fallido) de jugadores menores de 23, demuestra la carencia de cualquier proyecto deportivo serio mientras el equipo sigue languideciendo por la imposibilidad de concretar cualquier negociación. Érase una vez el Milan estelar de los holandeses (Gullit, Rijkaard y van Basten), de los eslavos (Bobac y Savicevic) o incluso de los italianos (Donadoni, Baresi, Ancelotti, Maldini…). El Milan que era también de Berlusconi, como el de ahora. Como el que ha perdido ocho partidos en pretemporada, el que ha encajado cuatro goles del eterno rival y del que ningún aficionado se lamentaría si Berlusconi, finalmente, decidiese marcharse para seguir con su populismo alejado del que una vez se enorgulleció de ser el club más laureado del mundo.
Más difícil que hacer cualquier juicio o análisis es calibrar si la Roma se encuentra en una situación aún peor. No es buen síntoma que un entrenador se vaya dos jornadas después de empezar el campeonato. Y es uno aún mucho peor que Spalletti sea el cuarto entrenador que dimite en la Roma de manera consecutiva bajo la gestión de Rosella Sensi (antes lo hicieron Prandelli, Völler y Del Neri). Es la mejor representación de una directiva sin mando ni rumbo. El verano ha sido pobre, deprimente, sin la inversión de un solo euro (Guberti libre y Burdiso y Lobont cedidos han sido los únicos refuerzos) y el resultado se ha manifestado en menos de dos semanas con sendas derrotas. Ahora, el equipo que durante años ha practicado el mejor fútbol de Italia, el que hace un año y medio llegó más lejos en la Champions y que se quedó a media hora de ganar el Scudetto hace dos temporadas tendrá que enderezar el rumbo, en la Europa League, eso sí, sin su líder. Lo hará con Ranieri, romano y romanista, curtido en mil batallas y experto en situaciones delicadas, aunque seguramente no sea el entrenador más indicado para abrir un ciclo. La ventaja, en este caso, para la Roma, es que nada da la sensación de un ciclo que comienza.
Y de unos acabados sin signos de resurrección, a otro que parece llegar al final: el de la Fiorentina. Después de haberse clasificado dos años consecutivos para la Champions League, el cuarto año de Prandelli se presenta como el más duro. La venta de algunos jugadores importantes y la ausencia de reemplazo (se fue Felipe Melo por 25 millones y le sustituye Zanetti, que ha costado 2), ha hecho que el equipo, al contrario de lo prometido, no haya mejorado, sino empeorado. El mejor refuerzo viola ha sido el lateral De Silvestri, algo que, sinceramente, y sin pretender despreciar a nadie, parece demasiado poco para superar un grupo con el Lyon regenerado y el Liverpool, esté en crisis o no. Situación peculiar, delicada si se quiere, como la que vive la Lazio, rodeada de un clima agridulce. El equipo, refrescado con Ballardini, está dando una buena imagen, pero sigue dejando la sensación de que mejoraría mucho con Pandev y Ledesma, dos jugadores de lo que no puede permitirse el lujo de prescindir.
Sólamente el hecho de poder ceder a Acquafresca para que continúe su progresión es un indicador de que las cosas para el grifone de Genova. Preziosi y Gasperini han decidido ir por la vía de la experiencia con el fichaje de Hernán Crespo para su ilusionada e ilusionante vuelta a Europa diecisiete años después. Criscito, Palacio o Crespo son hoy los Branco, Aguilera o Skuhravy de aquel equipo que logró batir al Liverpool en el inexpugnable Anfield diecinueve años después (llevaba imbatido desde 1973, cuando perdió contra el Estrella Roja) y llegar hasta las semifinales de la Uefa, cediendo sólo ante la potencia que estaba (re)naciendo: el gran Ajax de van Gaal, que después alzaría el trofeo. Es cierto que entonces eran otros tiempos, la Serie A era la mejor liga del mundo sin discusión; el fútbol inglés aún libraba su batalla contra el hooliganismo y en España Madrid y Barça estaban más concentrados en las tareas domésticas que en expandir fronteras. Aunque ahora los tiempos han cambiado, y el calcio se sitúa por detrás de España e Inglaterra, emborrachado de éxito, el Genoa es el favorito menos postulado para seguir haciendo su historia siendo el primer campeón de la Europa League.
Lo mismo que Inter y Juventus. En su caso no buscan su primer triunfo, pero sí algo igualmente importante: devolver el orgullo que el fútbol italiano ha perdido entre las últimas ediciones de la Champions League y las competiciones internacionales. Buscarán el éxito perdido con las mismas armas: 4-3-1-2 para Juve e Inter, con presión y juego rápido, vertical y de pocos toques. Después de una primera temporada de fichajes fracasados y viviendo de la herencia ‘manciniana’, Mourinho ha conseguido construir ‘su’ propio Inter y la victoria es casi una obligación por el dinero invertido (93 millones de euros) y porque otro desastre continental dejaría al portugués sin justificación para su sueldo más que galáctico de once millones. El Inter ha renovado su columna vertebral con Lucio en la zaga, Motta como cerebro, Sneijder enganchando y fusilando y Eto’o y Milito arriba en el duelo de matadores. La Juve, por su parte, se pone en las manos de Ferrara para recuperar la gloria arrebatada en los tribunales. Diego Ribas y la ilusión generada con los buenos fichajes y las actuaciones del equipo, son los principales avales. La afición por fin coincide en que definitivamente se han paliado los efectos negativos del descenso (los puestos de Emerson, Vieira y Nedved en la Juve ganadora de Capello los ocupan ahora Melo, Sissoko y Diego) y creen que la Juventus se encuentra, ahora sí, en condiciones de luchar por cualquier objetivo. Ferrara ha envuelto el equipo en un alo de positivismo y ha recuperado para la causa algunas piezas importantes que la Signora tenía en el desván. Quizá ese cambio, el de mentalidad, además del trabajo, por supuesto, sea la primera piedra necesaria para que el fútbol italiano recupere su lugar.









El blog vuelva tras algunos dias complicados -incluso con nueva cabecera (gracias Fer) y aun con la renovacion de etiquetas en proceso. Agradezco a Chris por su excelente aporte, como es usual.
Es una tema muy interesante el que plantes, sinceramente duele a veces ver a los maximos representantes del Calcio penando en Europa, y creo que esta temporada puede ser la excepcion. Con Inter y Juve muy fuertes en la Seria A, ademas de contar con dos plantillas muy amplias y fuertes sumado al atractivo Genoa en la Europa League, creo que el futbol italiano puede quedar bien parado este año en las maximos competiciones a nivel de clubes.
Gracias por colaborar con El Balón Europeo, Chris.
Artículo muy completo. Destaco que no doy crédito a la actual situación del Milan (aunque la política deportiva de los últimos años predecía ya este desenlace). De todas formas no soy del todo pesimista y creo que con un muy buen Pato y un poquito más pueden meterse en Champions. Pero vamos, comparado con aquél Milan de la foto, incluso con el de 2006.. hay mucha diferencia. Ahora parece que Juve e Inter se lo van a jugar otra vez después del Moggigate de antaño. Veo con muchas más posibilidades de toser al Inter a esta Juve que a la de los años anteriores.
Saludos!!
Lo del Milán ha sido a causa de una mala gestión deportiva. No han sabido ir renovando a esas glorias que poco a poco han ido envejeciendo.
Ahora mismo da pena y si no fichan un técnico tipo Capello que ponga una base fuerte y poco a poco vaya trayendo jugadores buenos con una edad no avanzada, pues seguirán deambulando en el calcio.
Parece ya muy lejano el Milan de Sheva que llegó a la final de la Champions contra la Juve... de ese equipo me enamoré yo, jeje.
Un saludo!
Muy buen post...espero sinceramente que el futbol italiano se recupere lo antes posiblw, y de paso el argentino tambien.
De todas formas, es muy subjetivo hablar del "futbol italiano" como si fuera una competicion con verdadera grandeza como el ingles, ya que el calcio siempre fue el Milan, la Juve y el Inter, y capaz la Lazio (sobre todo el gran equipo donde estaban Veon, Sensini, Simeone, Nedved, etc), la Roma, el Torino, el Napoli y deja de contar....
el futbol de italia necesita volver a figurar en medio a los grandes de europa. la internazionale a nivel continental es un misterio. A ver lo que pasa con la juve.
Saludos!
http://gambetas.blogspot.com
Está Roma va a la deriva.
Saludos.
Publicar un comentario