Julio Cesar y la batalla de Milán

Negados: esa es la palabra para definir tanto al Inter como al Manchester. Merecimientos varios, intenciones muchas, aún más ocasiones… ¿y goles? Nada, ni que se hable. Tanta planificación ha dejado virgen el marcador en San Siro. Decir que ambos pudieron llevarse el triunfo es acertado, aunque no hubiese sido justo. A pesar de ver dos tiempos completamente antagónicos, el Inter nunca se sintió en casa, la incomodidad rondaba en el ambiente. Los Fergie boys, guerreros de mil batallas, campeones defensores, con la confianza por las nubes, utilizaron por momentos el Giuseppe Meazza como patio trasero. ¿Qué hubiera pasado si el Inter no se despertaba? Tal vez el 7-1 ante la Roma habría sido olvidado, por que chances de gol no le faltaron al conjunto ingles. Pero si de la capital italiana hablamos, que decir entonces del histórico militar, y ¿emperador? del imperio, Julio Cesar. Su tocayo, el portero del Inter, no portaba una espada, pero si una brillante armadura capas de detener las punzantes lanzas del soldado Ronaldo. Épica y agonía, dignas sensaciones de batallas en épocas del Imperio, está vez, 2000 años después. Finalmente, resulto empate.

Mourinho y Ferguson se preparaban para una guerra. Ambos sabían que este encuentro seria duro, disputado, crucial. ‘‘The Special One’’ seleccionaba cuidadosamente a sus hombres: sorpresiva la aparición de Rivas como central, junto a Chivu. Ni Samuel, ni Materazzi o Burdisso, el ex River se hacia un hueco en la zaga. El joven Santón repetía titularidad, un gran valuarte de la cantera interista, clara muestra de madurez y concentración por parte del lateral italiano. En el centro, Zanetti para impulsar, Cambiasso para romper y Muntari para intentar. Stankovic sería el eje, o intentaría unir a la dupla Ibrahimovic-Adriano. Esta vez, un compatriota suyo se vestiría de emperador. Fergie, con más problemas para conformar el equipo, finalmente contaría con Evans más Ferdinand como dupla central. O’shea cambiaría de banda, esta vez actuaría como lateral diestro. En el medio, Fletcher-Carrick-Giggs y Park. Ronaldo jugaría como mediapunta, acompañando a un solitario Berbatov. Táctica esperable, pero poco predecible.

Las continuas detenciones en el juego y las escapadas de CR7 fueron las constantes que marcaron la primera parte. Por cada pelota parada impulsada por el luso, aparecía una y otra vez nuestro protagonista estelar. Más remataba Ronaldo, más se engrandecía Julio Cesar. Rivas y Chivu jamás aportaron seguridad. Maicon fue tan atrevido como impreciso. Con un Santón reprimido, un mediocampo frágil y una delantera anémica, el destino de este partido parecía escrito. El ingreso de Córdoba y la más que segura charla de Mourinho en el entretiempo despertó a un gigante dormido. Vivimos 15 minutos a puro ida y vuelta, aunque los locales por fin pudieron acorralar a su presa. Finalmente, Cambiasso hizo pie. Fiel a su estilo, Mourinho acumuló gente en ataque. Más por inercia que por claridad, el Inter era capas de ganar este partido. Pero ya era tarde, ni la dupla Balotelli-Cruz sumado a un apagado Zlatan pudieron cambiar el rumbo del cotejo.

El Inter no se irá con la cabeza en alto, aunque a fin de cuentas esta igualdad no le sienta tan mal. Que decir de Ronaldo y compañía, estuvieron tan cerca en el primer tiempo que irse sin goles parece injusto, hasta ilógico. Los neroazzurros intentaron, los Red Devils no pudieron. Esperaremos ansiosamente la vuelta. Seguramente, otro gallo cantará en Old Trafford…